Estoy aquí, nunca me ire




Amor mío:
No sé cuando dejamos de escribir, no sé por qué motivos mis letras no salían al exterior… pero ya ves, así es el amor, nuestro amor. Un amor especial, que no necesita de muchas palabras pues nuestros silencios hablan por nosotros.
Nuestras miradas sólo ven un horizonte, uno lejano porque no estás a mi lado, no estamos juntos… Pero eso no cambia nada, nuestro amor siempre lo podrás escuchar en el susurro del viento, y en las noches más oscuras lo podrás ver en la luz de la luna, así como en el canto del pajarillo de cada mañana.
En todo lo que hagas, siente este amor, el nuestro.
Búscame, en cada instante que me pienses, allí estaré para ti así como sé que tú lo estarás para mí. Nuestro amor es fuerte y bello, tras cada tropiezo renace con más fuerzas que antes. Un amor como este no se encuentra en cualquier lugar.
En nuestro amor reside la esperanza de un mañana juntos, de que un día tus manos alcancen a tomar las mías y que juntos por fin podamos vivir este amor en toda su plenitud.
Hoy recibes mis letras, mañana será mi boca la que te hable
y reafirme lo que aquí plasmo en palabras escritas:
mi amor por ti.

Eres mi vida





Comenzaré diciéndote una vez más "te amo", pues en este camino de emociones te iré revelando mi sentimientos.
Cuando estoy contigo sólo existe amor en mi corazón; el tiempo me da igual, pues el estar contigo es magia, hechizo y encanto; me haces flotar por un paraíso de ilusiones de donde nunca más quisiera regresar.

Quizás no sea el hombre perfecto para ti, quizá yo no sea el ideal, quizás no te doy lo que tú quieres, pero de lo que debes estar segura es que mi amor por ti es más que inmenso que el infinito…
Eres más que mi inspiración, eres más que mi propia vida, eres mi plenitud y la bella razón por la cual deseo siempre vivir.

Si tú no estás junto a mí, es como si fuese un águila solitaria buscando su eterna compañía, buscando el amor perfecto, la mujer perfecta… y la divina belleza: te estaría buscando a ti, mi chiquita.
He cabalgado por el lomo de los sentimientos, y en tan amplio terreno descubrí tu nombre y tus ojitos grabados. Pero lo más curioso es cuando me puse a revisar mi viejo libro del destino, me di cuenta que te nombraban a ti, y que se estaba construyendo un mundo de amor, para cuando la casualidad de la vida nos hiciera el favor de unir al fin nuestros labios en un sublime y tierno beso.
Sé que estoy enamorado de la mujer más buena, sincera y linda del mundo, sé que te amo y que me gustaría amarte mucho, mucho, pero mucho más… es que ya ocupas todos mis pensamientos, ocupas la melancolía de mi alma cuando ésta te extraña y he descubierto que eres la cuerda para atar todas mis fronteras y horizontes; se mi hito, pues quiero ser siempre de tu propiedad…

Te amo mi amor y nunca lo dudes, pues tú eres mi más linda realidad… Acompáñame por los distintos caminos del amor, déjame saborearlos a tu lado, déjame hacer locuras por el grandioso hecho de estar enamorado, déjame sentir en su plenitud el verbo amar, déjame demostrarte esa pasión que guarda mi corazón y déjame gritarte al mundo gracias por existir.
Mil gracias por ser la mujer más buena de este mundo, mil gracias por cruzarte en mi camino, y mil gracias por hacerme tan feliz.

¿Sabes? Hay una ultima cosita que me falta por decir, una última cosita que mi corazón te quiere revelar... ¿Sabes qué?... ¡Eres el amor de mi vida! 

De amor nadie se muere, pero muchos agonizan en el intento





Y entonces sucede que un día amaneces con el corazón oprimido, no te puedes dormir, no te quieres levantar, no quieres continuar, o mejor dicho, no tienes ganas de continuar, porque sientes que la vida no tiene sentido, no quieres comer, vas llorando por todos los rincones a la menor provocación, sientes que el dolor te está matando, sientes que todo terminó y no puedes imaginar cómo es que tú y la persona que amas se han convertido en dos extraños que apenas ayer eran felices, te duele, te da rabia, y tanto, que lo único que quieres… es morir.

Todo un torrente de emociones que, por si fueran poco, las acompañas con miradas al maldito Whatsapp, con canciones, películas y poemas desgarradores que sólo contribuyen a acrecentar el dolor y a encerrarte en tu habitación por algún tiempo, haciendo del café y los pañuelos desechables tus mejores amigos.
Sabes de lo que hablo ¿verdad? Es decir, tienes el corazón enmigajado, hecho añicos… ¡lo tienes roto!. Y no trates de disimularlo, no intentes esconder los pedacitos bajo la alfombra o debajo de la almohada, porque no se pueden ocultar, ellos se notan especialmente en las ojeras. Pero no te preocupes, todos, en mayor o menor medida, hemos pasado por esto, hemos creído que nos vamos a morir de amor, o mejor dicho, de desamor.
Es curioso como se compara al amor con poderosas drogas y adicciones que poco a poco auto-destruyen no sólo el cuerpo, sino también el alma. Y lo único cierto, es que cada quien elige sus vicios y la deliciosa manera en la que los sufre, porque por más poético que suene, el amor no mata, es más, el amor no debería de doler, y si duele es por una simple razón: porque somos estúpidos y tomamos malas decisiones, ya sea seleccionando a las personas incorrectas, alejando a las que realmente valen la pena y nos aman o, simplemente, aferrándonos a una historia que ya llegó a su final. Quizá el amor sí sea una droga, pero la elección de que te destruya es de cada quien, sólo tú permites que te rompan el corazón.

Pero ni con el corazón roto te vas a morir de amor, claro que no, aunque quisieras, a lo mucho te puedes morir de depresión, pero para morirte de depresión tienes que ser, o muy pendejo, o padecer un severo desorden neuroquímico. Y mira, el desorden neuroquímico se puede solucionar con una buena terapia y quizá medicamentos, pero lo pendejo se quita dejando de ser pendejo.
Es cierto que el desamor duele, eso nadie lo niega, y no importa cómo o por qué terminó, porque al igual que todo, el dolor también tiene un final y, poco a poco, lo iras dejando atrás y sólo te quedará extrañar esa historia que perdiste. Sobrevivimos, siempre sobrevivimos, a veces, muy a pesar nuestro, y digo muy a pesar porque lo que menos quisiéramos es dejar todo atrás, sino revivir eso que tanto nos importó y ya no podemos.
El final de una historia siempre va a doler, y negarte a vivir este proceso es como tirar un buen libro a la basura sólo porque descubriste que en el último capítulo había un final. Con lo bueno que fue amar y vivir ese pedacito de felicidad, y ve, es tuyo, nadie te lo quitará, lo podrás encontrar allí, en tu memoria cuando lo necesites. Ahí donde se guardan las cosas más importantes e interesantes de nuestra vida.

De amor nadie se muere aunque tengas el corazón en pedacitos, aunque agonices en el intento. Lo importante es intentar armar el rompecabezas, y no importa que no encajen todas las piezas, los huecos puedes rellenarlos con recuerdos agradables. Seguramente quedará algo desfigurado, medio irreconocible, pero igual se puede acomodar en la caja torácica hasta la próxima catástrofe cardiaca… Así de suicida es el amor.